
Besas
igual que cuando escribes
un examen: lentamente
y con gafas de pasta.
Primero subrayas el texto,
luego expones las ideas principales…
Y también te pones igual de nerviosa.
Otros te desabrochan, incólumes,
los botones de la camisa.
Yo, temiendo que el fin de tu mundo
esté en el pasillo, te sugiero
un intermedio.
Como el urogallo,
no escuchas
(nunca me escuchas:
sorbes,
lentamente,
mi pensamiento.)
(Esta poesía está extraída de Camas de hierba –Ed. Vitruvio, 2011–, el primer libro de Héctor Acebo)
La Huella Digital, 18/09/2011
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